jueves, 16 de septiembre de 2010

Vida extraterrestre

Siempre he sido uno de esos que se quedan embobados mirando al cielo las pocas veces que estoy en un lugar con una contaminación lumínica lo suficientemente baja y, después de un rato de simplemente mirar, de quizá pensar en el origen del Universo o quizá no pensar en nada, es inevitable imaginarse, aunque sólo sea por fantasear, en si estamos o no sólos en la inmensidad.
Filosóficamente es un debate abierto, y religiosamente no digamos (y mejor no entremos)... pero, ¿y científicamente?
Habría que reseñar que existen muchas teorías al respecto, especialmente, teorías pseudocientíficas, pero ¿por qué es así? Sencillamente porque aún no hemos tenido una prueba irrefutable de vida extraterrestre; el día que la tengamos, seguramente se acabará con parte de las teorías conspiranoicas reinantes. No se acabará con todas, porque no hay peor ciego que el que no quiere ver; no hay más que ver que aún hay gente que duda que el hombre llegase a la Luna en 1969.
¿Y a qué se puede llamar una teoría pseudocientífica? Pues hay varias formas de verlo, pero quizá la más sencilla es utilizar el criterio de demarcación de Popper, según el cual sólo pueden admitirse como proposiciones científicas aquellas para las que sea posible realizar un experimento que las contradiga. De esta forma, teorías como la relatividad, para las que Einstein diseñó un experimento, y que posteriormente fue comprobado quedan dentro de la ciencia, mientras que a disciplinas como el psicoanálisis no es posible encuadrarlas dentro de la misma.
Entonces, quedándonos dentro de la ciencia y, a partir de ella, pensando en la posibilidad de la vida extraterrestre, ¿cómo es de probable? La respuesta no es nada sencilla, de hecho no es posible calcular una probabilidad porque ni siquiera conocemos bien la vida en la Tierra. Sólo conocemos una parte de la vida sobre la superficie, una parte de la vida submarina, y una pequeña parte de la vida de los extremófilos, los que viven en la superficie y los que viven bajo tierra.
Sabiendo esto, hay científicos que piensan que el Universo es extremadamente agresivo con la vida; de esta forma, la vida sería algo muy raro y que, de producirse, sería más probable que todas las formas de vida (al menos las relativamente cercanas a nuestro sistema solar) que encontrásemos proviniésen del mismo origen. Por otra parte, hay científicos que se inclinan más por un Universo muy proclive a la vida, algo que, personalmente, veo con más sentido. Tenemos numerosas pruebas de planetas rocosos con agua en su superficie o en su atmósfera, lo cual es una de las condiciones indispensables de la vida tal y como la conocemos. La Luna Europa de Júpiter, por ejemplo, está cubierta de una capa de hielo, debajo de la cual podría haber un océano. Hay identificados, por ejemplo, un planeta a unos 40 años luz con una superficie rocosa y con agua, un planeta extrasolar con agua en la atmósfera, un exoplaneta rocoso muy similar a la Tierra a unos 500 años luz, y en Titán, luna de Saturno, recientemente se ha descubierto una cierta actividad en su superficie que podría explicarse por procesos biológicos (aunque esto no está cerrado aún). Finalmente, tenemos un meteorito proveniente de Marte que parece indicar la existencia de unas bacterias fosilizadas muy similares a algunas de las que existen en la Tierra, lo cual nos lleva a pensar que tal vez una parte de nuestro pasado venga del espacio, pero de un lugar más cercano de lo que pudiéramos imaginar. Como bien dice Elias en su blog, esto no cambia para nada el modelo evolutivo, únicamente el entorno, que ya sabemos que es similar al de la Tierra.

Exoplaneta rocoso COROT-7b (imagen de la NASA)

Por otra parte, hay que tener en cuenta que nuestro conocimiento está limitado a una sección ínfima de la Vía Láctea. ¿Sería por tanto difícil que existiera otra vida, incluso inteligente?
Para mí es como jugar a la lotería; jugando a los Euromillones existe 1 posibilidad entre 76.275.360 de que te toque el primer premio. Es decir, matemáticamente se puede aproximar por cero la probabilidad de que te toque con un error de 1.3e-8, así que es una buena aproximación. Sin embargo, si juegas sólo 76.275.360 apuestas diferentes, será seguro que te toque. Por tanto, no se trata de si es difícil o no de forma absoluta, sino de si es difícil o no con respecto a qué.
Es más, si tenemos en cuenta que nosotros estamos muestreando la Vía Láctea (de tamaño 100-120 mil años luz), en la cual la NASA tiene identificados cientos de sistemas planetarios como el nuestro y que el Universo, que según las últimas mediciones tiene unos 93 mil millones de años luz, estaríamos ante, como mínimo, cientos de millones de planetas susceptibles de tener vida tal y como la conocemos. De hecho, el astrónomo Alan Boss es aún más optimista que yo afirmando que debe haber 10.000 trillones de planetas con posibilidades de albergar vida.
Queda por resolver cómo surge algo orgánico a partir de algo inorgánico en cada uno de esos posibles escenarios de vida, pero sabemos desde el experimento de Miller y Urey que eso es perfectamente posible. Lógicamente, la vida es más compleja que los aminoácidos, pero la Tierra tuvo 1000 millones de años para prepararse y sabemos que, tal vez, tuvo un empujoncito de Marte. ¿Por qué iba la Tierra a ser la única?

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