Dice el diccionario de la RAE que un cataclismo es, en su primera acepción, un "Trastorno grande del globo terráqueo, producido por el agua". Y eso exactamente es lo que podría suceder en el año 2029 o, con mayor probabilidad en el 2036 (quizá antes, por otro suceso parecido no controlado). Pero quizá una definición más popular sea Armagedón (por la película, obviamente, que la biblia ya no se la lee ni dios -lo siento, pero tenía que hacer el chiste jejeje-), ya que, si Apophis verdaderamente se estrella contra la Tierra provocará un daño similar al que se preveía en la película, es decir, la extinción de la raza humana.
Fue descubierto el 19 de junio de 2004 y el 24 de junio de 2005 tomó la consideración del primer asteroide numerado con probabilidades de colisión con la Tierra. ¿Y cuáles son esas probabilidades? Pues se dice que es de 4 entre un millón a su paso más cercano a la Tierra, que en teoría debería ser a 40.000 km de distancia de la misma en el 2036. Recordemos en este punto que la probabilidad de acertar la Primitiva con una apuesta es de una entre casi 14 millones. Así que es 56 veces más probable que ese asteroide se estampe contra la Tierra que nos toque la Primitiva. Hay que tener en cuenta además, que los cálculos de su trayectoria y velocidad se han hecho cuando este objeto se encuentra a decenas de millones de kilómetros de la Tierra, lo cual no quiere necesariamente decir que pueda haber errores, sino que cualquier tipo de perturbación no considerada en la trayectoria en 30 años de viaje hasta aquí podría alterarlos, haciendo que sea más o menos probable el impacto.
Así pues, científicos como el astronauta Pedro Duque se empeñan en reclamar a las autoridades un ejercicio de responsabilidad dándole a estos fenómenos la importancia que merecen y realizar los esfuerzos necesarios para, ante un eventual impacto, estar preparados.
Lo que no cabe ninguna duda es que, antes o después (quizá nosotros no lo veamos), la Tierra correrá un grave riesgo de impacto con un objeto potencialmente destructor (así lo demuestra la historia de nuestro planeta) y si queremos seguir permaneciendo como especie y creyéndonos los reyes del Universo, en algún momento deberemos prepararnos para afrontar peligros aparte de los que nosotros mismos generamos.
Así pues, científicos como el astronauta Pedro Duque se empeñan en reclamar a las autoridades un ejercicio de responsabilidad dándole a estos fenómenos la importancia que merecen y realizar los esfuerzos necesarios para, ante un eventual impacto, estar preparados.
Lo que no cabe ninguna duda es que, antes o después (quizá nosotros no lo veamos), la Tierra correrá un grave riesgo de impacto con un objeto potencialmente destructor (así lo demuestra la historia de nuestro planeta) y si queremos seguir permaneciendo como especie y creyéndonos los reyes del Universo, en algún momento deberemos prepararnos para afrontar peligros aparte de los que nosotros mismos generamos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario