viernes, 27 de mayo de 2011

#15m... y ahora ¿qué?

Hoy es noticia el desalojo por parte de los mossos d'esquadra (o como se escriba, por la poli, vamos) de la acampada en Barcelona. Como leo por ahí, ese ha sido un movimiento extremadamente torpe por parte del gobierno catalán, pues el movimiento #15m se estaba disolviendo por sí sólo sin que casi nadie lo echara de menos. Ahora parece haberse reavivado con nuevas protestas pacíficas a las 19:00 en todas las plazas y está muy bien, siguen haciendo peticiones interesantes (al menos el paquete de mínimos que se propusieron), pero... ¿cuál es el siguiente paso? ¿seguir en las plazas hasta que alguien haga caso?
Ya hemos visto que el fenómeno ha tenido fuerza mientras las elecciones estaban a pocos días vista, pero que pasado ese día, y habiendo recogido muchos frutos de ello el PP dicho sea de paso, todo se ha ido desmoronando hasta un triste reenvío de correos con una petición a retirar 155€ de las cuentas corrientes el 30 de Mayo. Y aquí dirán mis amigos: "¡mamón, pues tú lo has reenviado!". Y de hecho también me han comentado con razón que si esto lo hiciera mucha gente podría tener un efecto de rebote negativo en lugar de positivo. Pero es que no creo que lo haga mucha gente, ni siquiera la suficiente para que aparezca 10 segundos en un informativo, que al menos serviría para recordar que aún hay mucha gente indignada. Por esos posibles 10 segundos es por lo que lo reenvié.
¿Pero por qué se estaba diluyendo antes de conseguir nada? Pues quien sabe, si no atinan ni los sociólogos de reputadas universidades (que por cierto, ahora me entero de que existe esa especialidad), no voy a dar yo con la fórmula de la Coca-Cola. Sólo puedo dar mi opinión, que es la siguiente, esto sólo será útil desde mi punto de vista si ocurre una de estas dos cosas:
  1. Aparece un(os) líder(es). Ya sé que los indignados que acampan en las plazas creen que la fortaleza se encuentra en que no hay un líder, que todos opinan en asambleas y demás. Y eso es cierto, pero necesitan un portavoz, alguien que sirva para canalizar todas las reclamaciones y que dirija de alguna forma el movimiento, aunque no tenga poder de decisión por sí sólo. Cualquier alzamiento exitoso lo ha tenido, incluso las revueltas árabes que parecían dispersas han tenido sus líderes políticos (en este caso era más sencillo porque era la oposición) con los que han negociado las condiciones de los nuevos regímenes.
  2. Movimiento político. Esto es lo más difícil, porque el sentir general es el de que toda la casta política es nefasta e infecta, y cualquiera que esté en ese movimiento e insinúe algo del estilo no creo que estuviera en sintonía con el grupo. Pero es que para cambiar la política hace falta entrar en política. Ya sé que es mucho más rebelde estar en una plaza y gritar que todos son tal o cual y en cambio, entrar en el sistema para intentar cambiarlo ya no suena tan bien, pero me da la sensación de que sería mucho más efectivo. Como leía en un comentario de El País: si miles de jóvenes se afiliaran a un partido político y dijeran que quieren cambiar ciertas cosas... Es más, si ningún partido convenciese a la mayoría, ¿qué impide formar uno?
En definitiva, el movimiento del #15m ha comenzado algo fantástico, pero por ahora no ha conseguido absolutamente nada aparte de cabrear a los empresarios de las plazas ocupadas. Siguiendo la evolución natural es hora de que su prole mute y mejore o muera (dicho de forma metafórica, claro :) ).

Foto de la #acampadamalaga vista en el blog Próximo Planeta.

Yo sí que NO soy tonto

Una vez más han puesto la oferta de los kilos por 2€ en televisores en Media Markt Málaga (creo que ya es la tercera vez). Y una vez más echo una ojeada a los televisores del catálogo y no veo ninguno en un precio medio del que pueda decir: bueno, si mi tele vieja pesa 30 kilos, me saco un vale de 60€ y me puedo comprar una tele medianita por 150€. Sólo he visto un televisor de ese tipo, en la portada del catálogo por supuesto, de la marca Blu Sens, que además, fijo que es el que se agota en los primeros 15 minutos del primer día de la oferta (y no es exageración).
El resto de la historia es que te encuentras en medio del centro comercial con una tele del año en que a Butragueño se le salían las pelotas por debajo del pantalón, te dan un vale y todas las teles que te llaman medianamente la atención se pasan mucho del presupuesto que tenías previsto. Así comienza el consumismo: ya que estoy aquí y el vale tiene una caducidad de X (seguro que X es bastante corto) y sólo lo puedo gastar aquí y en una tele pues... a tragar.
Además hay que tener en cuenta que cuando se vende un cacharro de 200€, a lo mejor sale un beneficio neto de, pongamos 50€, pero en uno que valga 700€ puedes apostar a que el beneficio es muy muy superior, con lo cual la oferta queda absorbida por el beneficio que produce una venta que en otro caso no se habría producido.
Por cierto, llamé por curiosidad a atención al cliente para preguntar por una cosa que no aparece en ningún folleto publicitario ni en su pésima Web (al menos yo no he sido capaz de encontrarlo): ¿es acumulable la oferta?, es decir, ¿puedo plantarme allí con 3 teles viejas y usar los 3 vales en la compra de una tele?. Respuesta: NO.

Foto vista aquí.

martes, 10 de mayo de 2011

¿Creyente, agnóstico o ateo?

Esas 3 serían las posibles escalas dentro de las creencias en seres sobrenaturales. Obviamente yo me encuentro en el primer grupo desde hace mucho tiempo, pero hoy, mientras hacía kilómetros en la elíptica, me he acordado de la primera vez que me lo preguntaron. Fue en clase de Filosofía en el instituto y no recuerdo si tenía 15 ó 16 años. Conteste sin dudar ateo, ya que era algo que desde hacía mucho me había planteado y había llegado a la conclusión lógica de que esa era la posibilidad más factible por mucho. Entonces la profesora reformuló la pregunta y me dijo: "¿pero eres ateo -niegas la existencia de Dios- o agnóstico -no la niegas, pero no crees-?" y ahí fue cuando me hizo dudar. Claro, yo no podía probar la no-existencia de Dios y siguiendo esa línea de razonamiento no podía declararme tajantemente ateo... aún me quedaba mucho por aprender, claro.
Y después de mucho leer, informarme de cómo está montado el tinglado, viajar para ver in situ cómo funciona el negocio de las creencias... amigos, ya no tengo dudas. Soy ateo y siempre lo he sido, como lo es cualquier agnóstico aunque no le guste admitirlo. Para mí, la diferencia entre un agnóstico y un ateo no es más que el hecho de que el primero lo único que quiere es que lo dejen tranquilo, es un tema que no le preocupa y pretende ser lo que llamamos políticamente correcto. Un ateo, según lo veo yo, es alguien que se ha preocupado por el tema, por uno u otro motivo y ha llegado a la conclusión razonada de que las creencias irracionales son absurdas, es decir es alguien que ha aplicado el método científico a esa parcela de su vida y no le importa defender su punto de vista. Justamente hoy, buscando una imagen para ilustrar esta entrada he llegado a un artículo interesante de la Web SinDioses, traducción de un texto de Victor J. Stenger (un físico americano activo en temas de ateísmo y filosofía) en el que explica por qué él no es agnóstico. Realmente es una gran reflexión que deja un poco en evidencia la cómoda postura agnóstica ;)
Me ha quedado por resolver una cuestión que planteaba en el primer párrafo: si no puedo demostrar la no-existencia de Dios, ¿me quedan 2 opciones: creer o ser agnóstico? Y la respuesta es tan sencilla como cabría esperar: no soy yo quien debe probar la no-existencia de un ser sobrenatural, sino que quien plantea su existencia es quien debe probarla y no a través de plantear dudas (mejor o peor elaboradas) como se suele hacer en el llamado Diseño Inteligente, sino a través de pruebas contrastables.
Pero dando una vuelta más de tuerca: si los creyentes de una religión llaman mitología a las religiones de los demás y les parecen absurdos los ritos de los mayas o los aztecas, el mormonismo, los ritos de las tribus africanas, la santería, el vudú, el chamanismo... y a éstos a su vez les parecen absurdos los de los demás, porque todos "saben" que su fe es la verdadera... aludiendo al razonamiento de la navaja de Ockham, ¿no será que ninguna es verdadera?

miércoles, 4 de mayo de 2011

Madrid - Barcelona

Deporte... eso es lo que se supone que hemos visto en esta desafortunada maratón de "clásicos", de la cual, con lo mejor que puedo quedarme es que ya ha acabado.
Mientras escribo estas líneas estoy viendo el Manchester United - Schalke 04, en el que, por suerte, se dedican a jugar al fútbol. Puede que sea porque ellos lo inventaron y dejaron impreso en su carácter el gusto por el buen juego, por el juego limpio y por algo que ya será la tercera vez que lo menciono en la frase: por el juego.
No quiero que nadie que lea esta entrada piense que es una defensa parcial de alguno de los equipos que dan nombre a la misma, si bien es cierto que no es posible ser imparcial y yo no pretendo serlo. Aún así me atreveré a mencionar un aspecto polémico que me ha llamado la atención estos días y que no tiene nada que ver con que yo sea un erudito del fútbol ni mucho menos; obviamente no lo soy, pero sí que he practicado mucho deporte y sigo haciéndolo, así que creo que tengo la suficiente autoridad moral para permitirme un modesto análisis.
El dato concreto que me ha llamado la atención es algo que se ha repetido surgiendo sobre todo del sector barcelonista, aunque no en exclusiva, también se ha usado desde el sector madridista, y es algo así como: "nosotros hemos jugado al fútbol, los otros no". Es la misma frase que desde el sector barcelonista han usado para referirse a un presunto juego duro del Real Madrid y que desde el sector madridista llamaba la atención sobre un presunto teatro o exageración de faltas recibidas por el Barcelona. En realidad es una frase cojonuda porque vale para todos y en casi cualquier ocasión, y te sirve como excusa para lo que quieras. Si pierdes, para echar balones fuera, y si ganas y te echan algo en cara sirve para insinuar un "mal perder".
No voy a entrar en quién tiene razón, que eso se lo dejo a los "intelectuales" del fútbol, o como decía Mourinho a los 47 millones de entrenadores de España, pero sí en ese manido "lo que hacemos aquí es lo mejor", "la feria de mi pueblo es la mejor del mundo", "tenemos el mejor clima del mundo"... Vamos, el "a ver quién mea más lejos" llevado a su máxima expresión. Esa presumida superioridad que nos hemos dado siempre en este país (incluso antes de ganar la Eurocopa y el Mundial) para permitirnos despreciar el fútbol italiano por parecernos "rácano" y "desagradable" o el fútbol inglés por parecernos del tipo "patadón parriba" o el alemán por parecernos una cuestión únicamente "física". ¿Somos o no somos patéticos?
Recomiendo a quien crea que lo mejor del mundo está en España que haga unos cuantos viajes por el mundo y descubra que hay algo más allá del propio ombligo. Somos los que criticamos a los americanos por ególatras, pero pensamos que nuestras fiestas son las mejores, los que criticamos el fútbol italiano a pesar de tener 4 mundiales, los que criticamos religiones como la musulmana siendo la católica una de las que más muertes ha generado en el mundo y llamando mitología a Zeus, mientras pensamos que es lógico que una virgen tuviera un hijo de una paloma, los que llamamos borrachos a los ingleses que vienen a España a beber cerveza cuando nosotros somos los "inventores" del botellón...
Por todo eso recomiendo a los fervientes seguidores de uno y otro equipo que por una vez intenten ver las cosas con perspectiva y se den cuenta que lo que se debería haber jugado estos días es un deporte... o lo era.