Este vídeo pertenece a la serie "Cosmos: un viaje personal" del famoso astrónomo, exobiólogo (seguramente el primero) y divulgador científico (también seguramente el primero conocido) Carl Sagan. Se emitió en 60 países y se estima que lo vieron 500 millones de personas y... ¿por qué me acuerdo hoy de él? Pues sinceramente porque lo acabo de ver en un vídeo de la charla que José Elias (el creador del blog Eliax al que hago muchas referencias) dio en Uruguay hace poco y en el que lo mencionaba y lo reproducía y he recordado lo emotivo que resulta y cómo se puede decir tanto en poco más de 3 minutos.
Carl Sagan tenía esa capacidad, era uno de esos últimos genios universalmente conocidos y que además era capaz de transmitir y divulgar sus conocimientos con un lenguaje llano para llegar a un público amplio y que todos fueran capaces de comprender un poco mejor este Universo en el que vivimos.
En ese vídeo en concreto, según la interpretación que se le de, se pueden obtener muy diferentes conclusiones, y la verdad es que es interesante ver cómo unas mismas palabras e imágenes pueden evocar sentimientos y reflexiones opuestas. En cualquier caso, nadie puede dudar de que nos hace sentir muy muy pequeños, y que ese giro del Voyager 2 a 6.000 millones de km, aún con el gasto de un combustible tan necesario y tan costoso, era absolutamente necesario para darnos cuenta de que, por muy especiales que nos sintamos, aunque creamos y nos empeñemos en sentir que tenemos un lugar privilegiado en el Universo, seguimos siendo un minúsculo y pálido punto azul.
Carl Sagan tenía esa capacidad, era uno de esos últimos genios universalmente conocidos y que además era capaz de transmitir y divulgar sus conocimientos con un lenguaje llano para llegar a un público amplio y que todos fueran capaces de comprender un poco mejor este Universo en el que vivimos.
En ese vídeo en concreto, según la interpretación que se le de, se pueden obtener muy diferentes conclusiones, y la verdad es que es interesante ver cómo unas mismas palabras e imágenes pueden evocar sentimientos y reflexiones opuestas. En cualquier caso, nadie puede dudar de que nos hace sentir muy muy pequeños, y que ese giro del Voyager 2 a 6.000 millones de km, aún con el gasto de un combustible tan necesario y tan costoso, era absolutamente necesario para darnos cuenta de que, por muy especiales que nos sintamos, aunque creamos y nos empeñemos en sentir que tenemos un lugar privilegiado en el Universo, seguimos siendo un minúsculo y pálido punto azul.
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