Se llama Ambam y vive en un zoológico de Kent, en Inglaterra, curiosamente la patria de Darwin, que si pudiera se descojonaría de la risa viendo la cara que se le pone a los creacionistas al ver la evolución en movimiento, algo que es extremadamente difícil, ya que la evolución es un mecanismo que funciona bien con periodos mucho más largos de tiempo.
Pero resulta que la evolución (si fuera un ente pensante) diría: "qué carajo, últimamente escucho muchas gilipolleces sobre que no tengo sentido, voy a darles una lección". En el blog Sin Dioses hay un extenso razonamiento que no estoy en condiciones de mejorar y que va muy en línea con lo que cualquier persona que no se deje llevar por prejuicios puede pensar al ver el vídeo del gorila alzándose sobre sus dos patas posteriores para obtener una ventaja evolutiva, o tal vez no, pero en cualquier caso es una modificación que si es provechosa en la naturaleza le serviría para asegurar su estirpe prolongando en el tiempo aquella variación beneficiosa o como mínimo aumentando las probabilidades de que se mantenga esa ventaja.
Es evidente que nuestro antepasado directo no es el gorila, pero no deja de ser un primo cercano que, azares del destino, nos muestra que no somos tan diferentes.
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