martes, 19 de junio de 2012

No hay más ciego...

La burbuja inmobiliaria comenzó a gestarse en 1997 con la Ley de Liberalización del Suelo de Aznar, imagino (o quiero hacerlo) que con buena fe, porque en esa época parece que había exceso de demanda. Así que en una década se pasó de exceso de demanda a exceso de oferta y con unos precios inflados hasta límites que aún hoy no somos capaces de cuantificar de forma realista. Desde luego que en esa época yo no lo vi, entre otras cosas porque tenía 18 años y no era un tema que me preocupase, pero seguro que hubo mucha gente que lo vio perfectamente y optó por uno de estos dos caminos:

  1. Denunciarlo como pudiera arriesgándose a que lo acallaran y lo tomaran por tonto por no ser capaz de apreciar el crecimiento del país, la bajada del paro...
  2. Aprovecharse del movimiento o, en lenguaje financiero, aprovechar la tendencia alcista para sacar pasta.
Sea como sea, creo que cualquier persona con una buena formación económica debió verlo. Mis profesores de las asignaturas de Economía en Teleco sí que lo veían, así que no creo que fuera un secreto.

La cosa no mejoró con el Gobierno de Zapatero, en lo que él mismo asume como un error, primero comprensiblemente apuntándose al carro de todos con chalé y coche nuevo, y luego negando la crisis una vez que había estallado. Para mí ese es el mayor error que tuvo. Nuevamente no hay más ciego que el que no quiere ver.

Paralelamente a ello iba gestándose una crisis financiera que partía de los tiempos de la desregulación de los mercados de Reagan, que consistió, primero, en permitir a los bancos hacer inversiones de riesgo con el dinero de sus clientes, segundo, concentrando bancos en mega-bancos abriendo la puerta del "demasiado grande para caer" y poniendo la guinda con los derivados financieros, productos perfectos para estafar a la gente y para especular contra quien fuera. 

Ahora nos encontramos con la imbecilidad de la ultra-austeridad, gracias a la cual hemos pasado de una prima de riesgo en 160 puntos a una prima de riesgo en 580 puntos (hoy algo menos). Zapatero se plegó en contra de sus principios a los dictados de Alemania recetando austeridad para todos y Rajoy, en un arrebato de la originalidad que lo caracteriza, la ha multiplicado por 100. El razonamiento es el siguiente: si te duele la cabeza, el remedio es darte una patada en las pelotas y si no se te quita y te duelen las pelotas es porque no te he dado lo suficientemente fuerte. Aquí habría que recordar a Einstein: "Si buscas resultados distintos, no hagas siempre lo mismo". Nuevamente la ceguera al servicio de la política.

Después nos encontramos que Europa nos dice que somos los malos, unos vagos que nos gastamos su dinero, que despilfarramos, pero ¿eso es verdad? Pues resulta que no, y hay datos que lo demuestran. Resulta que hemos tenido y tenemos menos gasto público que Alemania (datos relativos al PIB propio, así que tienen la escala correcta), ahorramos más que Alemania hasta la crisis (desmontamos el bulo de que derrochamos) y el problema, ese sí, son los ingresos, tan dependientes del ladrillo de las narices. Y, por supuesto, el ahorro privado, que son los que han generado de inicio el problema y los que nos obligarán a socializar sus pérdidas. 

Este fin de semana parecía que Europa se rompería y se hundiría el euro si ganaba Syriza en Grecia. Pues no ganó, así que todo solucionado, ¿no? O eso decían todos los periódicos.

Pues resulta que los mercados son más listos que las personas al fin y al cabo... Que Grecia posponga -porque casi todo el mundo coincide en que esto es un aplazamiento- la salida del euro sólo añade sufrimiento a los griegos y desplaza las presiones temporalmente a los siguientes objetivos de los grandes especuladores. En este caso claramente es España. Grecia no podrá pagar nunca su deuda. Bueno, digo su deuda cuando debería decir la deuda de los bancos griegos, que es lo mismo que pasa en España, donde la deuda privada es el triple de la deuda pública y creciendo gracias a la socialización de las pérdidas de los bancos, antes era mucho menor. El mercado descontó el "rescatillo" a España rápidamente y ahora desprecia el continuismo de la austeridad en Grecia y, por ende, en el resto de los países llamados despectivamente "de la periferia". Otra vez más, hacemos lo mismo buscando resultados diferentes y no queremos ver lo que tenemos en las narices.

Ahora ya se escucha hablar cada vez más alto de un rescate en serio a España, algo que se ha negado muchas veces por ser imposible dado el tamaño de la economía española argumentando que ese sería el final del euro. ¿De verdad sería tan malo que se acabara el euro? Quiero decir, ¿peor que lo que tenemos ahora? ¿qué tal si echamos a Alemania del euro y nos quedamos todos los demás que somos los que estamos jodidos?


Y por último, ¿los políticos se creen que somos tontos? por negar las cosas o llamarlas de otra manera ¿se supone que no nos vamos a enterar? ¿ese es el propósito de recortar en Educación? ¿seguiremos sin querer ver las cosas?

Ojalá que el que no ve las cosas claramente sea yo y todo este razonamiento tenga un fallo clamoroso, porque todo esto tiene cada vez peor pinta.

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